martes, 10 de mayo de 2016

DIA DE LA MADRE


I

María se levantó con los primeros rayos del sol. Su mirada recorrió el pequeño rancho, con pocos bienes materiales, pero que rebosaba de amor. Sonrió al recordar cómo, la noche anterior, con el José habían sofocado los gemidos para no despertar a los niños. En un rincón, dormían sus dos hijos, envueltos en chamarras multicolores. Estaban en plena temporada de lluvias, el aroma a tierra mojada saturaba el ambiente. Un concierto de gorjeos amenizaba la mañana. María encendió la leña y calentó frijoles con tortillas del día anterior. Minutos después, dieron las gracias y desayunaron. Al terminar, les prometió que estaría de vuelta tres días después.

II

Disimulados en la oscuridad, unas sombras rodearon el rancherío.  Horas después, espesas columnas de humo salían de los ranchos y se elevaban hacia el firmamento. Al amanecer los grillos se negaron a saludar la llegada del sol.  Callaron porque temían que sus cantos revelaran lo que habían presenciado y que los verdugos reaparecieran para silenciarlos.



III

La lengua húmeda y pegajosa que recorría su rostro la trajo de vuelta a su soledad. Medio dormida, agitó las manos para ahuyentar al perro que le mostraba su cariño. Llovía. El frío calaba hasta los huesos. En el claroscuro del amanecer, decenas de siluetas se alistaban para otro día de penurias en la selva. Alguien recordó que era el diez de mayo. El grifo de sus ojos se abrió y entre gemidos lanzó al viento sus lamentos.

¿Por qué Dios no permitió que ella también partiera con José y sus hijos? 

¿Por qué precisamente el día, en que aquella gente sin corazón arrasó la aldea, ella se encontraba en otro pueblo visitando a la comadre?

Mientras envolvía los restos de dos tortillas tiesas y unas yerbas amargas, su único alimento para la jornada, la sorprendieron unas pataditas en el vientre. Entonces recordó aquella última noche con José y entendió la razón de sus malestares recientes. Bañada en llanto comprendió que Dios respondía a sus reclamos y que le estaba enviando una razón para vivir.

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